Brujas es un destino que transporta a sus visitantes al corazón de la Europa medieval.
Es recomendado especialmente para quienes viajan en familia, ya que este viaje deja una huella imborrable en la vida de cada integrante, gracias a la magia que se respira en la ciudad. Junto a Innsbruck, en Austria, Brujas es una parada obligatoria para quienes buscan entender la Europa de la Edad Media.
Aunque muchos turistas visitan Brujas por unas horas o un día, se sugiere pasar al menos una noche en la ciudad para disfrutar de su verdadera esencia, que se revela con la caída del sol. La iluminación resalta la belleza arquitectónica; además, es menor la cantidad de turistas que recorre la ciudad en la noche, permitiendo conocerla casi en soledad.
Una de las principales atracciones de Brujas son sus canales, que ofrecen vistas únicas de la ciudad y permiten explorar desde otra perspectiva. Además, la historia de los cisnes que adornan estos canales, vinculada a Maximiliano de Austria, agrega un toque de leyenda a la experiencia. Estos cisnes, cuidados con esmero por los ciudadanos, son una de las postales más características de la ciudad.
Entre los sitios imperdibles se encuentra el Muelle de Rosario, el corazón del antiguo comercio que impulsó el crecimiento de Brujas. Hoy en día, desde allí parten los barcos que recorren los canales. Es una ciudad fácil de explorar a pie, con una estética cuidadosamente mantenida que ofrece sorpresas en cada esquina. Se destaca el Puente Bonifacio, un puente de estilo romano construido en el siglo XX pero que mantiene una estética que parece sacada del pasado.
El centro de la vida social en Brujas es la plaza Grote Market, donde antiguamente se encontraba el mercado de lanas que impulsó la economía local. La vida nocturna cobra protagonismo, lo que la convierte en un punto de encuentro ideal para los turistas.
Brujas recibe 8 millones de visitantes al año. Se recomienda empezar su recorrido en el Historium, un museo interactivo que utiliza actores con vestuario de la época para contar la historia de la ciudad. Además hay una rica experiencia gastronómica, desde el tradicional cono de papas fritas, que los locales reclaman como invención propia, hasta sus reconocidos chocolates y cervezas artesanales. Teniendo cada uno sus museos dentro de la ciudad que muestran la evolución de estos productos con el paso de los años.
Entre sus atractivos religiosos se encuentra la Basílica de la Santa Sangre, una joya del estilo gótico donde se guarda la reliquia de la sangre de Cristo, atrayendo a fieles de todo el mundo. También es imperdible el Hospital San Juan, el hospital más antiguo de Europa, que hoy funciona como museo.
Para disfrutar de Brujas en su máximo esplendor, se recomienda visitarla en primavera u otoño, evitando los calurosos y concurridos meses de verano.